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sábado, 1 de octubre de 2016

RUTA EN AUTO POR EUROPA - Segunda Parte

Avignon – L’Isle sur la Sorgue – Fontaine de Vaucluse – Valence


Si bien no eran muchos kilómetros hasta Valence, donde teníamos contratado nuestro hotel esa noche, unos 200 kms, teníamos pensado visitar muchos lugares en el medio del camino, cosa que finalmente no pudimos, asi que nos dispusimos a salir temprano de Montpellier.

Hicimos unos 100 kms. por la autopista que nos llevó a Avignon. En el camino está la ciudad de Nimes, que no paramos porque no nos daba el tiempo, pero según lo que pude leer es interesante porque se conservan muchas ruinas romanas.

Avignon - Ayuntamiento


Lo primero que el viajero se encuentra es con la Plaza del Reloj, el centro del casco antiguo, rodeado de cafes y terrazas bajo los árboles. En la misma se encuentra el edificio del Hotel de Ville (Ayuntamiento) y el Teatro de la Opera, ambos edificios del siglo XIX, de estilo neoclásico, dan un aspecto elegante a la plaza.



Avignon - Palacio de los Papas

Seguimos y no muy lejos de alli se encuentra el monumento más importante de Avignon, el Palacio de los Papas. A fines del siglo XIII, por problemas políticos hubieron de trasladar la sede papal a esta ciudad. En el año 1309 se manda construir este palacio, primero por Benedicto XII y luego terminado por su sucesor Clemente VI. Siete papas hicieron de este palacio su residencia oficial.





Junto a este impresionante monumento se levanta la Catedral de Notre Dame des Doms. Está coronada por la figura de la Virgen dorada de 1859 que se aprecia desde toda la ciudad y en la torre un conjunto escultórico con Jesucristo crucificado. El interior no difiere de otras Catedrales, en el altar domina la escena un cristo adorado por ángeles todo en dorado.


En la plaza del Palacio se encuentra al fondo el Petit Palais, fue sede del obispado y hoy en día es un museo con colección de pinturas antiguas y esculturas románicas.

Puente de Avignon

Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando oyes hablar de Avignon? Evidentemente su puente. Pues hacia allá fuimos. El Puente de Avignon o de San Benezet se construyó en el siglo XII sobre el río Ródano, pero por las sucesivas crecidas del río se destrozó una parte del mismo, el cual quedó truncado hacia la otra orilla. Es posible visitarlo, recorrer el puente en todo su largo y visitar la capilla que está en el medio.



L'Isle-sur-la-Sorgue
Después de dos horas aproximadamente que pudimos dar una vuelta por estos lugares, seguimos nuestro viaje. A unos 40 kms de alli se encuentra el pueblo de L’Isle-sur-la-Sorgue. Estábamos en medio de la provenza y todo huele a lavanda. L’Isle es un pueblo encantador cruzado por un canal, típico pueblo de esta zona, lleno de restaurants al borde del canal, mucho verde, un lugar ideal para tomarnos un descanso y aprovechar para almorzar.


Fontaine-de-Vaucluse

Después de ahí fuimos hasta la Fontaine-de-Vaucluse, a unos 20 kms. La ciudad es famosa porque aquí se encuentra la fuente del río Sorgue, que da nombre a la población. También es famosa por ser el lugar donde el poeta renacentista italiano Petrarca residió desde el año 1337 a 1353 y escribió sobre su amor por Laura de Noves en su libro “Cansonere”.
Llegamos a Fontaine-de-Vaucluse, en el comienzo de la tarde, con bastante calor. Estacionamos y caminamos hasta la plaza de la Colonne, la iglesia de Saint Veran del siglo VI, destruída y reconstruída en el siglo XI, vimos las señales para Chemin de la Fontaine, que conduce a la fuente, a unos 15-20 minutos a pie. En el camino y a la vera del río hay una serie de restaurantes, cafés y tiendas de recuerdos. Hicimos una breve parada para tomar un helado y comprar unos recuerdos y después nos dirigimos a "la fuente". 



Fue un paseo cuesta arriba suave mientras seguíamos el río. Al llegar nos encontramos con un embudo profundo con un acantilado tallado por la erosión y al fondo una caverna, donde brota la Sorgue de Vaucluse, a la que el valle dio su nombre a la región.

Hay varios pueblos en la región de la Provenza que nos hubiese gustado recorrer, pero se estaba haciendo tarde, asi que seguimos hasta Cavaillon, una ciudad con mucho movimiento, bastante grande, no había muchos lugares de interés que llamase nuestra atención, asi que seguimos hasta Valence, que nos quedaba casi a 150 kms.


Fontaine-de-Vaucluse

Valence es una ciudad importante, muy limpia y ordenada. Después de instalarnos en nuestro hotel, nos fuimos a caminar porque ya estaba cayendo la tarde. Llegamos al Boulevard Bancel que hace esquina con la calle Felix Faure y nos encontramos con la fuente monumental, una obra de 1887, en el centro de la ciudad.

Siguiendo por el Boulevard Bancel llegamos a la plaza Saint Jean donde se encuentra la iglesia del mismo nombre, en el centro histórico de la ciudad. La iglesia tiene un gran campanario, no pudimos entrar por la hora, que ya estaba cerrada. Un lugar tranquilo rodeado de casas coloreadas, hay también algunos restaurants con sus terrazas y en el medio de la plaza hay una estructura de metal, donde a veces se organizan espectáculos o conciertos y donde ubican las mesas donde se sirven las comidas.

Caminando por el casco antiguo nos encontramos con una calle llena de bares y cafes con mesas al aire libre, donde se reúnen a conversar, divertirse y siempre tomando vino, asi que después de bebernos una sangría, muy buena,  nos volvimos al hotel, ya que estábamos contentos por todo lo que habíamos visto, pero muy cansados.

El hotel elegido fue el Atrium hotel, con cochera (79 euros la noche), muy buena atención y muy recomendable. Pero a pesar de ser uno de los mejores hoteles que nos tocó en nuestro periplo, a la mañana siguiente nos deparaba una sorpresa. No había agua. Era hasta divertido ver como la gente se quejaba en el lobby del hotel, hasta algunos vestidos con ropa de cama. No era un problema del hotel sino que habían cortado el agua en el municipio y estaban haciendo lo posible para saber cuando se repondría. Mientras tanto nos invitaron con el desayuno, y esperamos hasta que volvió el agua. Luego a la hora de pagar, nos hicieron un descuento importante, casi el 50% del precio. Asi que no mal que por bien no venga, se portaron muy bien.


Chambery - Annecy

Chambery - Fuente de los Elefantes



A la mañana después de ese contratiempo que comenté anteriormente, partimos rumbo a Annecy. Nuestra primera parada fue en la ciudad de Chambery, capital histórica del antiguo Ducado de la Saboya y capital de entrada a los Alpes franceses. Si se sigue hacia el este se encontrarán con el famoso Mont Blanc, para aquellos amantes del sky y la nieve, y los no tanto.








Al llegar a Chambery el primer punto de encuentro fue la Fuente de los Elefantes, representativa de la ciudad. Una obra que se caracteriza por tener medio cuerpo y cabeza de cuatro elefantes, cada uno apuntando a un punto cardinal y arrojando agua de sus trompas. Muy original y bonita.

Chambery - Castillo de los Duques de Saboya



De ahí caminando enseguida se llega a la Plaza Saint Leger. Nos encontramos con una feria, de esas tan típicas de Francia, donde uno puede recorrer los puestos y ver todo tipo de frutas, verduras, panes, etc. Y había un puesto que vendía macarrons, riquísimos.




Casco antiguo de Chambery

Después fuimos caminando por el casco antiguo, con callecitas llenas de tiendas y barcitos, hasta llegar al Castillo de los Duques de Saboya, una obra arquitectónica muy grande, y la Catedral de Saint Francois de Sales.

Chambery es una ciudad muy tranquila y agradable, que invita a caminar por sus calles, sentarse en algún bar bajo los árboles y dejarse llevar. Después de una hora o poco más, seguimos nuestro viaje. 

Llegamos al Lago de Bourget donde el camino se bifurca, pero en algún lado aconsejaban tomar el camino de la izquierda para bordear el lago y no se equivocaron. El camino va subiendo por la montaña y vas teniendo unas vistas espectaculares.

Lago de Bourget
En el medio del camino y atravesando unos pueblos de la Saboya nos encontramos con una feria de “viejo” se podría llamar, donde vendían todos artículos usados. No compramos nada porque hubiese implicado pagar sobrepeso en el avión de vuelta, pero había desde ollas de cobre hasta estatuillas de porcelana antigua, que me hubiese querido comprar todo. Era todo un espectáculo ver llegar a la gente de los pueblos vecinos y recorrer los puestos que ocupaban casi diez cuadras.

Annecy - La pequeña Venecia


Casco antiguo de Annecy
Seguimos, pasamos el pueblo de Conjux, en el extremo del lago y después de unos 40 kms llegamos a Annecy, muy cerca de la frontera con Suiza e Italia, llamada la pequeña Venecia de Saboya, catalogada como una de las más bellas ciudades de Francia, situada en un marco majestuoso entre el lago y las montañas, con una red de pequeños canales formados por los ríos Vassé y Thiou que forman un enclave de belleza insuperable. Sus casas con arcadas y fachadas de color pastel que dan a los canales decorados con flores, constituyen una imagen idílica, enmarcada por un laberinto de calles medievales adoquinadas.

 
Annecy - Palacio de la Isla

Luego seguimos con el Palacio de la Isla ubicado en una isla que forma el río Thiou, que sirvió durante gran parte de su historia como prisión. El segundo monumento más fotografiado de Francia después de la Torre Eiffel. Su construcción comenzó en el Siglo XII para ser residencia de los señores de Annecy, estando bajo control de los Condes de Ginebra y luego de la Casa de Saboya.

Castillo de Annecy





Siguiendo por las callejuelas nos encontramos con el Castillo de Annecy, ubicado sobre el Monte Semnoz, en la zona alta de la ciudad, domina las vistas panorámicas de la región.






Iglesia de Notre Dame de Liesse
Finalmente desembocamos en el Lago de Annecy, el segundo lago de origen glaciar más grande de Francia, sólo superado por el Lago del Bourget, además, sus cristalinas aguas están consideradas unas de las más limpias del mundo. Lugar de reunión y de paseo de los lugareños y de los visitantes, como aquellas jóvenes que estaban festejando una despedida de soltera y no tuvieron mejor idea que fotografiarse con unos marineros que pasaban por el lugar, pero estos lo hicieron con los pantalones por los tobillos, después de dejar este recuerdo, siguieron su camino.
Después de recorrer las callejuelas medievales de Annecy, los pequeños pasadizos y pasajes que dan todavía más encanto al casco histórico, bajo algunos de ellos se han instalado restaurantes y tiendas donde adquirir algún recuerdo de la ciudad, ya se hizo de noche y después de comer nos fuimos al hotel, pero sin duda, con el recuerdo de unos de los lugares más bellos de nuestro viaje.
Lago de Annecy

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