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martes, 17 de abril de 2018

RECORRIENDO CINQUETERRE


En el verano del 2017 fuimos a visitar por primera vez Cinqueterre. Veníamos desde Buenos Aires y como perdimos una conexión de avión, se nos hizo muy tarde, asi que tomamos un tren hasta La Spezia e hicimos conexión con el tren que nos llevaba a Monterosso al Mare, donde habíamos alquilado un departamento, pero llegamos a las 5 de la mañana y no había nadie ni para preguntar por la calle, solo unos perros y unos gatos nos servían de compañía. Finalmente llegamos al departamento, Margherita nos recibió amablemente y después de descansar un poco, empezamos a disfrutar de Cinqueterre.


Monterosso al Mare
Cinqueterre, como su nombre lo indica, es un parque nacional formado por cinco pueblos: Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, salvo Corniglia, todos están colgados de la montaña y dan al mar.

Monterosso es el único que tiene playas de arena, los otros terminan en piedras sobre el mar, es posible meterse en el agua pero no hay playa. 








Monterosso al Mare


En el otro extremo de Monterosso pero fuera de las Cinqueterre, se encuentra La Spezia y Porto Venere, que es de dónde parten los barcos que recorren la costa.


No es posible entrar a estos pueblos en auto, asi que la mejor opción es recorrer todo en tren que pasa por cada uno de ellos. Una buena manera es ir en tren conociendo cada pueblo y volver, mejor al atardecer, en barco por mar para tener otra perspectiva.

Monterosso al Mare

































Monterosso al Mare



Estuvimos alojados en un departamento ubicado en Monterosso al Mare (Casa Andreanna, Homeaway, 389 euros, 4 noches), el alojamiento no es nada barato, muy buena la atención de Margherita, comunicada con nosotros en todo momento. Ese día lo aprovechamos para conocer el pueblo y disfrutar de la playa, las hay públicas y otras no tanto, donde para entrar debes alquilar sombrilla y reposeras.





Ristorante L'Ancora della Tortuga





Por la tarde subimos por el sendero que nos llevó hasta la Iglesia de los Capuchinos y desde donde se tienen una vistas espectaculares del pueblo, de la playa y del mar.









Marina de La Spezia



Al segundo día tomamos el tren y fuimos directamente hasta la Spezia, no porque quisiéramos, si no que tomamos el primero que vino que iba directo y decidimos volver recorriendo cada pueblo. Hay un boleto que puedes sacar por 10 euros y te sirve para subir y bajar en cada estación.








La Spezia

Castello di San Giorgio


El tren te deja en el centro de la ciudad y debes caminar para llegar al puerto. La calle principal es la típica calle italiana con negocios, mesas frente a los bares, mucho ir y venir de gente. 

Siguiendo por esta calle encontramos un cartel que indicaba la calle que conducía al Castello di San Giorgio, desde  donde se consiguen unas vistas espectaculares de La Spezia. El castillo data de la segunda mitad del Siglo XIV, hoy alberga varias salas con colecciones antiguas y reliquias desde antes de JC hasta los Siglos VI-VII.




La Spezia





Seguimos nuestro camino, después de tomar unas buenas fotos, y llegamos al puerto. Tiene un paseo para recorrer junto al mar observando las embarcaciones, pero no confundirse, este no es un pueblo, tiene mucha vida propia y mucho movimiento. Lugar elegido por muchos para hacer base y luego recorrer Cinqueterre.



Después tomamos el tren de vuelta, pero no sé que pasó, no nos fijamos bien el cartel y aparecimos en el camino a Pisa, asi que nos bajamos en la primera estación y volvimos a La Spezia, y ahora sí, tomamos el tren que correspondía.







Estación de tren de Manarola





La primera parada fue Manarola. No bajamos en Riomaggiore porque nuestra intención era recorrer caminando la Vía del Amore que une Manarola con Riomaggiore. Bueno, no fue posible, no hicimos más de 300 metros porque estaba cerrado por peligro de derrumbes, asi que nos tuvimos que conformar con lo que veíamos desde alli.




Manarola



Luego se atraviesa un túnel cavado en la montaña, decorado con pinturas de motivos marinos, decoraciones de mosaicos y venecitas, muy pintoresco, para salir al centro del pueblo. Para la izquierda se cruza hacia el mar y hacia la derecha se va por un sendero que nos lleva adentro del pueblo, por una calle serpenteante que va ganando la altura de la montaña. 




Manarola





Sobre las laderas de las montañas se encuentran en terrazas propiamente dichas, los cultivos de las vides y de los olivos, con los que hacen el típico vino y el aceite de oliva, que los tienes en venta en todos los puestos de ventas de los pueblos.

Manarola



Por un sendero que nace al costado de la calle principal, se sube a una de esas terrazas, hasta un desvío que nos lleva a un punto panorámico. Para llegar hasta aquí hay que subir unos escalones bastantes altos y tener buen estado físico, pero la compensación son unas vistas de la costa de la Liguria que te deja fascinado.







Manarola





De ahí bajamos por la calle principal hasta la marina, una pequeña playa con rocas donde la gente aprovechaba para darse un baño. Tomamos por un sendero que salía al costado de la marina, de donde se tienen unas magníficas vistas. De alli volvimos a la estación para tomar el tren hasta nuestra próxima parada.

Manarola
Vernazza






Llegamos a Vernazza. Con el mismo encanto de los pueblos de esa parte de la Liguria pero, para mi gusto, no tan encantador como Manarola. 







Iglesia Santa Margherita di Antiochia - Vernazza






Siguiendo por la calle principal que baja hasta el mar, se encuentra una pequeña playa de arena oscura y las casas que terminan en la costa, entre formaciones rocosas. Hacia la derecha se encuentra la Iglesia de Santa Margarita de Antioquía, construída de piedra, con sus columnas talladas, es muy bonita y merece la pena entrar a conocerla.



Vernazza

Ya llegaba la noche y tomamos nuevamente el tren que nos llevó a Monterosso, donde se puede pasear por sus callecitas, tomar algo a la luz de las velas o comer en alguno de los tantos restaurants que hay en todo el pueblo. Mi recomendación es L’Ancora Della Tortuga que está ubicado en un lugar bellísimo desde donde se ve todo el mar, pero hay que ir con reservación porque no conseguimos lugar.
Santa Margherita

Al otro día, como era nuestro último día en la Liguria, nos esperaba la frutilla del postre, Portofino.

Santa Margherita




No está lejos de Cinqueterre, aproximadamente una hora, pero el viaje es complicado. Tomamos el tren a Rapallo, que había que hacer una combinación en Sestri Levante y llegamos a la estación de Rapallo. 











Santa Margherita




De ahí tomamos un bus que nos dejó en Santa Margherita, el tiempo suficiente para tomar unas fotos de los hermosos edificios, la playa y la costanera, si es posible quedarse unos días acá es altamente recomendable porque es hermoso.










Santa Margherita
Portofino




Ahí tomamos un bus hasta Portofino, en unos 10 minutos, llegamos hasta la parada última donde se puede llegar con los autos, ya que de ahí en adelante es peatonal. Vas bajando por una callecita empedrada hasta el mar. Acá no hay playa, solamente una bajada para lanchas.






Portofino



Lo más espectacular de Portofino son las impresionantes mansiones que se pueden ver en el camino antes de llegar y los lujosos barcos anclados en la marina. Sobre uno de los laterales se puede observar el Museo del Parco, emplazado sobre un parque de 3 hectáreas construído a principios del siglo pasado por el Barón Mumm, que además de sus famosos viñedos, trajo especies arbóreas de todo el mundo y creo este espacio frente al mar y a la bahía de Portofino. En él se puede encontrar esculturas al aire libre de diferentes artistas, muchas de ellas es posible verlas desde la marina.



Portofino


La magia de Portofino está dada por el enclave de la bahía rodeada de montañas donde es posible ver muchas de esas mansiones que mencioné antes, lleno de restaurants y bares a la orilla del mar y en la mayoría de ellos se ven fotos de personajes famosos que visitaron la villa. La vista es fabulosa, el mar azul, las típicas casas italianas de vistosos colores, las montañas arboladas, eso es Portofino.








Ya nuestra visita llegaba a su fin y también nuestra última noche en Cinqueterre, ya que al otro día nuestro camino seguía y partimos hacia Milán, pero eso es otra historia.

Hasta siempre…!!!
El Viajero Incurable


Portofino - Liguria - Italia

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